ORACIÓN
Tú, Señor, eres el buen samaritano, que has tenido compasión de mí, que cuando me encontraba muerto por mis pecados, te paraste en el camino, me recogíste y me curaste, me introduciste en la Iglesia, concédeme que te ame con todo mi corazon, con toda mi alma, con toda mi fuerza, y al prójimo como a mi mismo. Amén.
Color verde
MISA: (C) Propio; Gloria; Credo; Oración de los fieles propio; Prefacio Común VIII; Plegaria Eucarística III.
LITURGIA DE LAS HORAS:
Antífona del Invitatorio: Salmo 94; Antífona y Salmos: del domingo de la Semana III del Salterio; Oficio de Lecturas: del Domingo XV del Tiempo Ordinario; Te Deum.
LECTURAS BIBLICAS:
Dt 30,10-14;
Sal 68,14.17.30-31.33-34.36-37;
Col 1,15-20;
Lc 10, 25-37.
OFICIO DE LECTURA:
Año 1:
1Sam 31, 1-4; 2Sam 1, 1-16: Muerte de Saúl.
Patrística:
Comienza el tratado de san Ambrosio, obispo, sobre los misterios: Catequesis
sobre los ritos que preceden al bautismo.
COMENTARIO A LA LECTURAS DE LA MISA:
En el camino hacia Jerusalén el maestro de la ley pregunta a Jesús qué debe hacer para tener la herencia de la vida eterna. Ambos hablan correctamente, como un especialista contestara a otro especialista sobre la ley. Sin embargo, Jesús propone al escriba la parábola célebre del buen samaritano. Es evidente que el buen samaritano es un seudónimo de Jesús. En la sobreabundancia de la obra de misericordia está el sello de Jesús. La sobreabundancia se manifiesta en la concatenación de los verbos: «lo vio», «se
compadeció», «se acercó», «vendó» las heridas, las «curó» con aceite y vino, «lo montó» en su cabalgadura, «lo llevó» a una posada, «se ocupó de él», y aún, sin estar presente, «lo amó» dejando al hostelero dos denarios. Realmente es un exceso de misericordia. En la nueva alianza Dios ha puesto su ley no fuera del hombre, sino dentro de su corazón, de manera que no hay excusa. El Señor nos dice a todos: «Anda y haz tú lo mismo».Cabe destacar otro elemento: tanto el levita como el sacerdote se dirigían al templo para dar culto a Dios y debían cumplir la ley de la pureza ritual, por ello, dan un rodeo. Jesús dice que el verdadero acto de culto lo cumplió el samaritano (¡un extranjero!). Él cumplió la ley, de la que se habla en la primera lectura: «El mandamiento está muy cerca de ti». Tan cerca como el hombre malherido que se encuentra en el camino de la vida. Hacer el bien a los demás es un acto de culto al Dios vivo. En este domingo se ofrece la posibilidad de utilizar dos opciones para el Salmo responsorial. El primero es la oración angustiada de un pobre, la segunda un canto a la ley de Dios.
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