En su homilía de la misa solemne celebrada con
motivo del Corpus Christi a los pies de la basílica romana de San Juan
de Letrán, el papa aludió a un versículo del Deuteronomio ("El Señor, tu
Dios... te ha nutrido de 'maná', que tú no conocías") para recordar que
el pueblo judío, durante su éxodo bíblico y tras ser liberado, añoraba
los alimentos que consumía en Egipto "en la mesa de la esclavitud".
Advirtió de que en la actualidad algunas personas
"se nutren con el dinero, el éxito, la vanidad, el poder o el orgullo" y
corren el riesgo de olvidar que "el único alimento que sacia al ser
humano", que lo libera, es "el que da Dios".
Y es que, según el pontífice argentino, el ser
humano, además del hambre física, alberga otros tipos de hambre como la
de vida, la de amor o la de eternidad, que solo pueden ser saciadas con
la espiritualidad.
"Alguno de nosotros puede preguntarse hoy '¿Y yo,
dónde quiero comer? ¿En qué mesa me quiero nutrir? ¿En la mesa del Señor
o, por el contrario, sueño con comer alimentos gustosos en la
esclavitud?", preguntó Francisco.
A la misa siguió una procesión hasta la basílica de Santa María la Mayor, que el papa realizó en coche.
La festividad del Corpus Christi fue instituida por el papa Urbano IV en 1264, debido al llamado "milagro de Bolsena".
En 1263 un sacerdote bohemio, Pedro de Praga, se
dirigía hacia Roma cuando se detuvo en la cercana localidad de Bolsena
para oficiar misa, pero el cura dudaba de la presencia real de Cristo en
la Eucaristía y pidió a Dios una "señal".
Según la tradición católica, unas gotas de sangre
emanaron de forma imprevista de la hostia consagrada y cayeron sobre el
corporal (lienzo que se extiende en el altar para poner sobre él la
hostia y el cáliz), una tela que se guarda en la catedral de Orvieto, en
el centro de Italia. EFE
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