Morán, cumple 13 años de cárcel por asesinar a su
esposa que estaba embarazada, suceso ocurrido por diferencia en el
manejo de una ferretería.
La Pastoral en un comunicado dijo que, “entendemos
que debimos haber sido más prudentes tomando en cuenta las razones por
las cuales Miguel Vladimir Morán está privado de su libertad y, haber
informado al Arzobispo de la condición de este interno”.
Para luego reflexionar, nos servirá de aprendizaje para no repetirlo en el futuro.
El organismo dice esperar que este hecho, el cual
ha sido comentado por la opinión pública, sirva para que muchas personas
se acerquen al Centro de Corrección y Rehabilitación de Rafey y, puedan
constatar la hermosa obra que se viene desarrollando allí en favor de
la población carcelaria que, ve pasar sus días en este centro con una
nueva visión de futuro.
“Muchos han vuelto a recobrar su dignidad de ser
humano y han encontrado un nuevo rumbo a sus vidas, y con su nueva
conducta asegurarán una reinserción en la sociedad basada en el respeto y
una cultura de paz”, agregó.
La entidad, uno de los brazos sociales de la
Iglesia Católica, expuso que, en esta misión hay acciones que
haciéndolas de buena voluntad pueden enviar un mensaje contrario al
objetivo que perseguimos, como fue el caso de la boda celebrada en la
Catedral Santiago Apóstol entre el interno Morán y la ex convicta
traficante de droga Yáscara Vargas.
Recuerda que, todo hombre y mujer tienen derecho
de contraer matrimonio de forma sacramental, si han mostrado como los
internos de Rafey, el debido arrepentimiento de una conducta anterior y
se comprometen a vivir según las enseñanzas del Evangelio.
La Pastoral señala que, el trabajo espiritual
llevado a cabo en medio de estos hombres y mujeres internos en estos
centros penitenciarios, ha logrado formar en los mismos una viviente
comunidad cristiana de hermanos, unidos en torno al mensaje de amor de
Jesucristo.
Terminan afirmando que, ese trabajo lo seguirán
haciendo porque de esta forma convierten en realidad lo que pide Dios, y
lo hacen con entusiasmo porque los internos son los más necesitados de
ese apoyo que les suministran.
Por HILARIÓN ISALGUÉZ.
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