AP/NICK
PERRY y MARINA VILLENUEVE
Albany, NY
Fuente/Listin Diario
Fieles de
todo el mundo celebraban el Viernes Santo desde la seguridad de sus hogares,
mientras en Japón surgían inusuales divisiones sobre cómo abordar el creciente
brote de coronavirus en el país.
Políticos y
funcionarios de salud pública habían advertido que los avances en la lucha
contra la pandemia, obtenidos con mucho esfuerzo, no podían ponerse en peligro
por relajar el distanciamiento social durante los feriados de Semana Santa. En
Europa, donde estas fechas son temporada alta de viajes, las autoridades
establecieron controles en carreteras y desaconsejaron las reuniones
familiares.
En Japón,
muchos han criticado al primer ministro, Shinzo Abe, por su lentitud para tomar
medidas. La prefectura de Aichi, sede de la automotriz Toyoto, declaró el
viernes su propio estado de emergencia alegando que no podía esperar a que el
gobierno lo agregue a su lista.
“La
situación es crítica”, señaló el gobernador de Aichi, Hideaki Omura. “Decidimos
hacer todo lo posible para proteger la vida y la salud de los residentes de
Aichi”.
Japón
confirmó 579 nuevos contagios para un total de 5.000, con 100 fallecidos. El
país tiene la población más anciana del mundo, y el COVID-19, la enfermedad
provocada por el virus, puede ser especialmente grave en los mayores.
En una
muestra de lo rápido que el coronavirus ha doblegado a las economías mundiales,
16,8 millones de estadounidenses perdieron su trabajo en apenas tres semanas. Y
se esperan todavía más despidos. La tasa de paro del país podría alcanzar el
15% en abril por primera vez desde el final de la Gran Depresión.
En Gran
Bretaña, su primer ministro, Boris Johnson, salió de la unidad de cuidados
intensivos del hospital de Londres donde estaba siendo atendido por el virus.
La salud del político, de 55 años, había empeorado a principios de semana
mientras su país enfrenta su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
En todo el
mundo, se superaron los 95.000 fallecidos y el número de casos confirmados
llegó a 1,6 millones, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Pero se
cree que la cifra real sería mucho más alta por la cantidad limitada de pruebas
que se realizan, la diferencia de criterios para contabilizar a los muertos y
la ocultación de datos por parte de algunos gobiernos.
Estados
Unidos parecía encaminado a superar a Italia como el país con más decesos en
los próximos días. Sin embargo, en proporción a su población, Estados Unidos
tendría aproximadamente una sexta parte de las de Italia y España, dos de los
países más castigados del mundo.
También hubo
algunos indicios positivos: Corea del Sur reportó apenas 27 casos nuevos en su
noveno día con menos de 100; California registró su primer descenso diario en
hospitalizaciones en cuidados intensivos desde el inicio del brote, y Australia
y Nueva Zelanda tuvieron esta semana un descenso constante en la cifra de
contagios.
Pero un
repunte de los decesos en Gran Bretaña y Nueva York indicó que la batalla está
lejos de terminar.
La pandemia
supone una amenaza a la seguridad internacional y la paz, dijo el secretario
general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en una reunión del Consejo de
Seguridad a puerta cerrada en la que añadió que puede suspender los esfuerzos
para resolver conflictos, envalentonar a insurgentes e incluso ofrecer un mapa
de ruta para un ataque bioterrorista.
Ante las
restricciones generalizadas a las concentraciones públicas, los principales
credos religiosos celebran servicios virtuales que sus fieles pueden seguir por
televisión o internet. Otros organizan oraciones en autocines, donde la gente
puede permanecer dentro de sus vehículos.
Otras
iglesias planean seguir adelante con su agenda, especialmente en estados como
Texas, donde el gobernador declaró que los actos religiosos son “servicios
esenciales”. Una iglesia de Houston instaló lugares para lavarse las manos y
reorganizó el templo, con capacidad para 1.000 personas, para albergar a apenas
100 con dos metros (seis pies) de separación entre ellas.
El papa
Francisco oficiará la misa de Viernes Santo en una Basílica de San Pedro
prácticamente vacía en lugar de la vasta plaza exterior. En Inglaterra, el
arzobispo de Canterbury ofrecerá su sermón de Pascua en video.
El líder
supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei sugirió el jueves que la
concentraciones multitudinarias podrían quedar prohibidas durante el mes
sagrado del islam, el Ramadán, que se celebra entre finales de abril y mayo.
En la
mayoría de los pacientes de COVID-19, el virus provoca síntomas leves y
moderados como fiebre y tos, pero en otros, especialmente mayores y personas
con enfermedades previas, puede derivar en neumonía e incluso en la muerte.
Casi 335.000 personas se han recuperado ya, según el conteo de Johns Hopkins.
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