TIEMPO PASCUAL

Vigilia Pascual.
Esta noche, consagrada por todos los siglos, sellada por la memoria de las acciones de Dios en la historia, es una noche singular para la comunidad cristiana. En ella se reencuentran los fieles con una esperanza renovada, renacen los catecúmenos por el bautismo, los penitentes encuentren la reconciliación, los cielos y la tierra se estremecen ante la novedad que les espera. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como "la madre de todas las santas Vigilias" (San Agustín). Durante la Vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc 12, 35-48), deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en sus manos esperan el retorno de su Señor, para cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa.


Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche ni tan tardía que concluya después del alba del domingo. Terminada la Vigilia pascual comienzan los cincuenta días del tiempo pascual, que hemos de ver como un gran domingo, como un único día festivo, que se concluye en Pentecostés.

El periodo pascual es el tiempo favorable para el fortalecimiento  de la fe en el Señor Resucitado y el testimonio de los cristianos. Los nuevos bautizados se incorporan a la Iglesia y son promesas de fecundidad apostólica. Los que hemos renovado nuestras promesas bautismales recibimos un nuevo impulso que nos ayuda  a sentirnos nuevamente evangelizadores y misioneros por la fuerza que brota del sepulcro vacío del Señor.

Octava de pascua.
El santísimo triduo del Señor crucificado, sepultado y resucitado ha concluido en la tarde de Pascua. Pero la fiesta, la eterna fiesta en que nos introdujo la Noche pascual, no ha terminado. Los días que siguen no forman una semana como otra semana cualquiera: son la octava, la octava por excelencia, la única octava que conoció la liturgia hasta el siglo VIII>>.

Los seis días de esta semana son la prolongación del Día Octavo, día de la nueva creación, día que trasciende, día de nueva vida y de inauguración del reino de los cielos

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