Miércoles 30 de Diciembre de 2020.
Evangelio:
Ana hablaba del niño a los que aguardaban la
liberación de Israel.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
2, 36-40
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de
Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido
siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del
templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando
José y María entraban en el templo para la presentación del niño), se acercó
Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Israel.
Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía
la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba
creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba
con él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesus!!!
Reflexión:
Jesús empieza a manifestar los signos de su misión
redentora; cuando es presentado en el templo, es reconocido como el Salvador
por la profetisa Ana, la cual, al verlo entrar con José y María, se acerca,
comienza a dar gracias a Dios y a hablar de Él a todos aquellos que aguardaban
la liberación de Israel.
Notemos cómo cambia la actitud de Ana al entrar en
contacto con Jesús, ella pasaba el día y la noche haciendo ayunos y oraciones,
pero después de que ve al niño, su actitud se vuelve gozosa: da gracias y
comparte la buena noticia.
Este texto nos narra ya un tipo de anuncio de
Cristo que va dirigido a quienes se sienten necesitados de la presencia
liberadora de Dios. Este anuncio sigue siendo vigente hoy, existen pueblos y
comunidades que aguardan la liberación; aguardan la liberación de la violencia,
del pecado y de la injusticia; de la misma manera sigue habiendo necesidad de
personas que después de un encuentro con Cristo, dan gracias a Dios y lo
anuncian con alegría.
Que Dios nuestro Señor, sea siempre prioridad en
nuestras vidas.
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