Los frailes capuchinos que
desde 1909 peregrinan en la República Dominicana tienen nuevo superior con sus
consejos; nos esperan grandes desafíos frente a una sociedad marcada por muchas
vicisitudes que como hijos de San Francisco de Asís estamos llamado a
interpretar con discernimiento los signos de nuestros tiempos.
La sociedad dominicana como
otras naciones del mundo víctimas de los efectos devastadores de esta pandemia
exige de nosotros un mayor compromiso para dar respuestas a la incertidumbre
que vive mucha familia que han perdido el horizonte de mantener un equilibrio
emocional, social y espiritual. La iglesia como madre no está ajena a este
sufrimiento de sus hijos. Una de la primera línea de acción del capuchino de
todo tiempo es mantener viva esta cercanía con el pueblo a pesar del
distanciamiento social por el paso de la pandemia; son muchas las personas que
se nos acercan a nosotros buscando una palabra de aliento.
El COVID 19 ha cambiado la
estabilidad psíquica e inmunológica de la persona y nuestra misión es ofrecerle
nuestro apoyo desde nuestro confesionarios o por otras vías como las redes
sociales (zoom, WhatsApp, etc.)
Los frailes capuchinos
sentimos la imperiosa necesidad de promover la integración humana inspirado en
San Francisco que fue su vivo ejemplo. Francisco de Asís, por tanto, es el
paradigma por excelencia para los últimos años del siglo XX y comienzo del
nuevo milenio puesto que en él se sumaron la simplicidad de la vida, el respeto
y la utilización más adecuada de los recursos naturales.
San Francisco de Asís,
nuestro custodio y guardián de la Casa común,
nos desafía acerca a cuidarla y protegerla porque Amenaza ruinas.
Ponemos en manos de Dios
nuestro proyecto para que nos permita mantener vivo el carisma franciscano
capuchino con la fidelidad y la genuina naturaleza del fundador.
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