Te dormiste en mis brazos,
despertaste en los de Dios,
te despediste con un abrazo
diciéndome en silencio adiós.
Fue un tránsito
que aún es difícil de asimilar,
en mi ámbito
y entorno familiar.
Tengo la esperanza
de volver a verte,
y la confianza
de jamás perderte.
Creo en la bondad
de Dios Padre todopoderoso,
que me dará la oportunidad
porque es misericordioso.
Esta separación
es transitoria,
tú habitas en mi corazón
y en mi memoria.
Después de ti
nada ha sido igual,
dentro de mí
nadie ocupa tu lugar.
Amada madre
se mi ángel de la guarda,
salúdame a mi padre
que ambos cuiden de mi espalda.
José Luis Ogando Martínez.
Derechos Reservados del Autor.
República Dominicana,
30 de Mayo del 2021.
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