Sobre la cuaresma: Queridos hermanos, quiero darles una perla de la Iglesia Católica.

La Cuaresma es un tiempo muy importante para administrar la vida, la historia y los bienes que tenemos. Siempre debemos hacernos una pregunta que debe y es fundamental: ¿Qué yo busco?

Tenemos que tener la voluntad iluminada. Estudio, ¿qué busco en los estudios? Quiero ser profesional, ¿qué busco en esa carrera? Me caso, ¿qué busco?

En esa búsqueda hay tres renglones que se abre:

1. El pan o lo que él hombre necesita para vivir. El hombre necesita para vivir casa, vestido, comida, educación, medicina, etc. También el pan es símbolo de seguridad y auguramos a alguien que nos ame, nos combrenda, nos acoja, nos apoye. Necesitamos todo eso. Jesucristo dice que no sólo de pan vive el hombre sino de todo lo que sale de la boca de Dios. ¿Por qué Jesucristo dice eso? Porque podemos tener todo eso pero lo que le da dignidad a la vida del hombre es Dios. Ante esto nace una pregunta: ¿Qué afectos enfermizos tienes con personas, animales, objetos y lugares? 

2. Otra realidad a la que nos regala la Iglesia es el problema de la historicidad. ¿Qué hermenéutica de la historia (interpretación filosófica) estoy haciendo yo hoy de mi vida?

3. Y, finalmente, que ideales tengo que me están destruyendo. Aquí tocamos el tema de la idolatría (Ιδού λατρία). La idou significa idea y latría significa adoración. Una pregunta que seriamente debemos plantearnos es esa ¿qué idea estoy adorando y me estoy destruyendo y estoy destruyendo al otro. A una realidad y una idealidad. Yo tengo una madre ideal y una madre real. Yo odio a mi madre real y amo a la madre ideal. ¿Cómo se que yo odio a la madre real? Porque la vivo corrigiendo y que sea como yo quiero que ella sea. Debe ser según el patrón de esa idealidad. Esa madre real me la ha dado Dios para que yo aprenda amar al otro realmente. La madre ideal la pone el demonio para que se diga que Dios se equivocó. Por eso dice Jesucristo: "El que no odia a su padre o a su madre no puede ser discípulo mío." Ese ideal viene del demonio y lo real viene de Dios.


El miércoles de ceniza la Iglesia nos manda al desierto para un combate con nosotros mismos. Esa guerra que se da para conocer la bestia que hay en nuestro interior tiene como armas el ayuno, la oración y la limosna.


¿Por qué el ayuno? El ayuno no es porque en Cuaresma se ayuna y eso lo dice la iglesia. No podemos ayunar y hacerlo porque todos lo hacen. Se ayuna porque nos da discernimiento. El ayuno nos despierta el entendimiento y también nos ayuda a tener más voluntad, es decir, ayuda a iluminar la voluntad.


¿Por qué la oración más intensa? Porque la oración nos ayuda a oxigenar la vida espiritual.


¿Por qué la limosna? La limosna libra de la muerte, cura el ojo enfermo del discernimiento (Tb 4,7-11).


Espero que estas palabras les ayuden.


¡Buena Cuaresma!

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