San Juan de Mata, Presbítero, Fundador de la Orden de la Santísima Trinidad


17 de diciembre

San Juan de Mata nació hacia el año 1.154 en el pueblecito alpino de Faucon, a 2,5 km de Barcelonnette, región de Provenza, Francia. La Provenza pertenecía entonces al Condado de Barcelona. Los padres de Juan fueron Eufemio de Mata, Barón de Mata y Marta de Fenouillet, Noble señora de una familia acomodada de Marsella.

 

Los primeros estudios los hizo en su pueblo natal, Faucon. Luego cursó las artes liberales y la Filosofía hasta la edad aproximada de 20 años, una parte en Aix-en-Provence -capital de la Provenza- y otra en Marsella. Aquí en Marsella, su piadosa madre lo acercó al conocimiento y al amor de los pobres y desheredados. Le hizo visitar también los hospitales y las cárceles.

 

Deseando hacer la carrera eclesiástica y dado que su familia podía permitirse pagarle el viaje y los estudios en París, se trasladó allí para cursar los estudios teológicos en el «Studium» o escuela de la Catedral, de donde surgirá la famosa universidad de la Sorbona (1.206). París era el centro intelectual de Francia y Europa; la plataforma principal para organizar las Cruzadas.

 

Juan de Mata estudió y enseñó la Teología bajo la dirección del maestro italiano Guillermo Prevostino. Autores del siglo XIII llaman a Juan «Magíster Theologus» (maestro teólogo), lo cual alude al hecho de que con el título académico correspondiente y durante algún tiempo fue también Profesor de Teología (1.190-1.193).

 

En París, estudiando Teología, se consolidó su deseo de entrar en alguna Orden Religiosa. Algunas circunstancias que influyeron en su vocación fueron: el intenso ambiente religioso de la época (época de cristiandad) particularmente en Provenza, los estudios eclesiásticos en sí, la relación con los Monjes de la Abadía de San Víctor de París, el conocimiento directo de una sociedad esclavista y del acoso de los musulmanes a los países cristianos europeos...

 

La Guerra Santa de los musulmanes frente a las Cruzadas de los cristianos daba origen a un intenso tráfico de esclavos. Los ataques de los moros a los países cristianos, sobre todo en las costas mediterráneas dejaban como resultado, miles y miles de cautivos en Palestina, norte de África, España, etc.

 

Un relato anónimo de la primera mitad del siglo XIII cuenta la experiencia que vivió Juan de Mata durante la celebración solemne de su primera Misa en París, que tuvo lugar el 28 de enero de 1.193: 


«Juan invitó a su primera Misa al Obispo de París, al Abad de San Víctor y a Prevostino, que había sido su maestro. En el momento central de la Misa suplicó al Señor que, si era su voluntad, le mostrase en qué Orden Religiosa podía ingresar con toda seguridad, y al elevar los ojos al cielo, se le apareció el mismo Señor sosteniendo en sus manos a dos hombres encadenados por las tibias: uno negro y feo y el otro blanco y pálido».

 

Percibida la llamada divina, Juan se retiró a meditar y rezar para comprender mejor su misión a un lugar solitario y boscoso distante unos 80 km de París, llamado Cerfroid (ciervo frío). Allí encontró a un grupo de cuatro Ermitaños a los que contó su experiencia de la primera Misa y su plan de fundar una Orden Religiosa. 


El principal de estos Ermitaños era Félix de Valois. Todos ellos se le unieron en su proyecto fundacional. En 1.194 creó en el mismo lugar de Cerfroid la primera Comunidad de Trinitarios. En seguida y gracias a algunas donaciones de terrenos y a conseguir nuevos discípulos fundó otras dos casas.

 

Considerando que para dedicarse al rescate de cautivos en muchos países necesitaba el apoyo del Papa, Juan de Mata acudió en 1.198 a Roma para someter al juicio de Inocencio III su plan y la Regla que había compuesto para la nueva Orden. Dicho Papa, después de examinar atentamente el asunto y hacer algunas consultas al Obispo de París y al Abad de San Víctor (París), aprobó la Regla de San Juan de Mata con una bula del 17 de diciembre de 1.198. Al hacerlo, el Papa constata la autenticidad del Carisma: compromiso de “seguir a Cristo” y servir de una forma determinada a los Hermanos, asumido “por inspiración divina”, sustentado “por la raíz de la caridad”.

 

En el frontispicio del hospital romano de Santo Tomás in Formis, Juan de Mata mandó colocar hacia 1.210 un mosaico circular aún hoy existente, que refleja la entraña del Caris¬ma o experiencia evangélica del Trinitario. Representa un Cristo majestuoso sentado en medio de dos cautivos a quienes ase de la mano, uno de ellos es negro y simboliza al hombre musulmán en cautividad; el otro blanco y por la cruz rojiazul que enarbola denota ser cristiano, pero también cautivo y en cadenas. 


Los tres personajes del mosaico son elementos constituyentes de la experiencia de San Juan de Mata y sus "Hijos". En torno al círculo se lee: “Signum Ordinis Sanctae Trinitatis et Captivorum” (símbolo de la Orden de la Santa Trinidad y de los Cautivos).  La figura central (el Cristo) en el contexto cultural de la época, representa a toda la Santísima Trinidad, en cuanto que en y a través del Redentor se revela todo el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. 


Estamos, por tanto, ante un icono de la Trinidad en acción redentora. Y se detecta con facilidad el “signum” o fisonomía que ahí se dibuja: el Trinitario se asocia a Cristo Redentor, con y desde Cristo vive la Trinidad y colabora en la obra redentora procurando la libertad a los hermanos cautivos.

 

Entre otras bulas de apoyo que obtuvo del Papa, Juan consiguió también una carta de Inocencio III (8 de marzo de 1.199) dirigida al Rey de Marruecos, con la que le presentaba a los Trinitarios y su misión de ocuparse de los cautivos. Por los meses de abril y mayo de ese año el propio Juan llevó la carta al Rey de Marruecos y realizó la primera redención de cautivos, trasladándolos a Marsella.

 

Luego el Santo se dedicó a fundar varias casas en el sur de Francia (la más importante, la de Marsella), para organizar mejor las expediciones redentoras, buscaba la cercanía a las líneas musulmanas y a los grandes puertos de mar para realizar mejor su misión de redención. 


Fundó también varias casas en España, que estaba medio invadida por los moros: Avingaña (Lérida), Toledo, Segovia, Burgos... Al mismo tiempo mandaba grupos de Trinitarios al norte de África, a Valencia, a Granada, a Palestina y a Oriente Medio, etc., para rescatar cautivos. En Oriente Medio prestaron también su asistencia espiritual a los Cruzados y establecieron cuatro casas (San Juan de Arce, Cesarea, Beirut y Jafa). A él mismo se le atribuyen dos redenciones efectuadas en 1.207-1.208 en Córdoba y Valencia.

 

En 1208 Inocencio III donó a Juan de Mata una gran casa que había sido antes Abadía Cisterciense en Roma, cerca del Coliseo, era Santo Tomás in Formis, que el Santo convirtió enseguida en hospital para acoger y curar a los cautivos. Allí puso, como hemos dicho, el mosaico que refleja plásticamente la misión principal de los Trinitarios. 


En esta casa de Roma murió Juan de Mata el 17 de diciembre de 1.213. Dejaba una treintena de casas o Comunidades de Trinitarios. En la mayor parte de ellas puso también hospitales, donde los Religiosos atendían no sólo a los cautivos liberados (que, antes de ser devueltos a sus familias necesitaban recuperarse físicamente) sino también a los pobres y enfermos indigentes.

 

Juan de Mata fue venerado por los Trinitarios como Padre y ejemplo de vida, pero sus "Hijos", absorbidos como estaban en el trabajo apostólico y en dar vigor a la Orden, no se ocuparon entonces de su Canonización. Fue en el siglo XVII cuando, en conformidad con una serie de nuevas disposiciones sobre la veneración de los Santos decretadas por el Papa Urbano VIII (15 de mayo de 1.625), por iniciativa sobre todo de los Trinitarios Descalzos españoles, se instruyeron en Roma, Burgos y Madrid, los procesos Canónicos “de cultu ab immemorabili” (acerca del culto inmemorial) tributado a Juan de Mata (y Félix de Valois, su principal colaborador). 


Y así tras esos procesos, Alejandro VII con bula del 21 de octubre de 1.666, reconoció oficialmente (lo cual equivale a una Canonización) el culto inmemorial tributado a Juan de Mata, Fundador de la Orden de la Santísima Trinidad. Luego, el Papa Clemente IX aprobó su Misa y oficio propios. 


Clemente X al inscribir el nombre del Santo en el martirologio romano (1.670) fijó su fiesta el 17 de diciembre. Inocencio XI (1.679) cambió la fecha de la fiesta al 8 de febrero. Por último, Inocencio XII (1.694) extendió esa fiesta a la Iglesia universal.

 

La fiesta litúrgica de San Juan de Mata, se celebra en principio el día 17 de diciembre, fecha de un doble aniversario importante: De la aprobación de su Regla (17-XII-1.198) y de la muerte del Santo (17-XII-1.213)

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