SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

 

                ORACIÓN 

Señor Jesús, tú que nos dejaste como memorial de tu pasión, tu cuerpo y tu sangre en el sacramento de la Eucaristía, te pido que cada día pueda alimentarme de este banquete del reino, hasta que llegue a tu presencia. Tú que eres pan vivo bajado del cielo y reinas por los siglos de los siglos. Amén

 SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y LA SANTÍSIMA SANGRE DE CRISTO.- 


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CELEBRACIÓN (A): 

Todo Propio de la Solemnidad; Gloria; Credo; Oración Propia; Prefacio de la Eucaristía I; Plegaria Eucarística I o Canon Romano.


LITURGIA DE LAS HORAS: 

Invitatorio: Salmo 99; Todo propio de la Solemnidad; Oficio de Lectura: Te Deum; la Salmodia se hace del Domingo I del Salterio; en Intermedia se hace de la Salmodia se hacen de la Salmodia Complementaria o del jueves de la semana I del Salterio, las Antífonas y el resto se hacen de la Solemnidad.


LECTURAS DE LA MISA DEL DIA: 

Gén 14, 18-20;

Sal 109, 1-4;

1 Cor 11, 23-26

Secuencia de Corpus Christi: LAUDA, SION, SALVATOREM;

Aleluya: Jn 6,51;

Lc 9, 11b-17.

OFICIO DE LECTURAS: 

Lectura Bíblica:

Éx 24, 1-11: Vieron a Dios y comieron y bebieron.

Patrística:

De la obras de santo Tomás de Aquino, presbítero: ¡Oh banquete precioso y admirable!


COMENTARIO A LA LECTURAS DE LA MISA:

La segunda lectura, tomada de la primera carta de san Pablo a los Corintios, es el relato escriturístico más antiguo sobre la institución de la eucaristía. Es una tradición que el apóstol ha recibido del mismo Señor y ha trasmitido a la comunidad. Con la institución de la eucaristía, Jesucristo fundó la Iglesia, ya que ambas no pueden existir una sin la otra. Celebrarla es proclamar que él ha muerto por nosotros y que volverá porque ha resucitado.En el evangelio, la narración de la multiplicación de los panes según Lucas prefigura el banquete eucarístico. Con ello se insiste en que la eucaristía es un convite sacrificial y vivificante; también la riqueza del misterio eucarístico la dimensión comunitaria. La comunión real con el cuerpo y la sangre del Señor crea la Iglesia, simbolizada en la multitud sentada por grupos en la multiplicación de los panes y los peces. La comunión eucarística, encuentro personal con Cristo, es siempre un encuentro comunitario. La eucaristía nunca se agotará («Comieron todos y se saciaron») y será siempre un don sobreabundante («cogieron las sobras: doce cestos»). Es importante subrayar la relación entre eucaristía y caridad: la palabra del Señor nos compromete a todos («Dad les vosotros de comer»).


NOTA: 

Conviene que la procesión tenga lugar después de la Misa en la que se consagra la Hostia que se ha de llevar en ella. Pero nada impide que la procesión se haga después de una adoración pública y prolongada que siga a la misa. Si la procesión se tiene inmediatamente después de la misa, concluida la comunión de los fieles se coloca sobre el altar la custodia en la cual se pone la Hostia consagrada. Dicha la oración después de la comunión y omitidos los ritos conclusivo, se organiza la procesión.

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