ORACIÓN
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que, delante de los ángeles, tañe para ti; tú que te fijas en el humilde y de lejos conoces al soberbio, extiende tu derecha sobre mí y sálvame, completa en mí aquella obra de tus manos, que iniciaste al resucitar a tu Hijo de entre los muertos, ayúdame a orar con insistencia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO.-
Color verde
MISA (C): Propio; Gloria; Credo; Oración de los Fieles Propio; Prefacio Dominical IX; Plegaria Eucarística IV.
LITURGIA DE LAS HORAS:
Invitatorio: Salmo 94; en el Oficio de Lectura: Te Deum; Domingo I del Salterio y Domingo XVII del Tiempo Ordinario.
LECTURAS BÍBLICAS:
Gén 18,20-32;
Sal 137,1bcd-2a.2cd-3.6-7ab.7c-8 (R/: 3a);
Col 2,12-14;
Aleluya: Rom 8,15bc;
Lc 11,1-13.
OFICIO DE LECTURA:
Año 1:
1 Re 8, 22-34. 54-61: Oración de salomón en la dedicación del templo.
Patrística:
De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la segunda carta a los Corintios: En toda esta lucha me siento rebosando de alegría.
COMENTARIO A LA LECTURAS DE LA MISA:
Sólo Lucas hace notar que la enseñanza del Padre nuestro brota de la misma oración del Señor («cuando terminó de orar»). Es entonces cuando el Señor enseña la oración dominical. El evangelio es realmente una transmisión (traditio) de la oración del Señor. El Padre nuestro forma parte de lo que hemos recibido de Jesús. Hay que tener siempre presente la venerable e insuperable monición del ordinario de la misa: «Fieles al mandato del Señor y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir». Jesús acompaña la traditio del Padre nuestro con una catequesis sobre la oración. Por ello explica dos parábolas. La vida cristiana es un continuo pedir que Dios se dé; buscar para que él sea encontrado; y llamar para que seamos recibidos por él en su presencia. Por otra parte, Dios está siempre dispuesto a darnos el Espíritu Santo, su amor, lo que le es más propio. Dios sólo puede darnos su amor. Podemos invocar a Dios como Padre (Abba) porque hemos resucitado en Cristo (segunda lectura). Los hombres que viven según la Alianza (como Abrahán) tienen poder sobre el corazón de Dios, son audaces y obstinados en su oración de intercesión. Vemos cómo Abrahán regatea (como si fuera un mercader oriental) el favor de Dios sobre Sodoma. Todos los números son múltiplos de 5 y, por tanto, la misericordia de Dios se multiplica hasta el infinito. El salmo glorifica a Dios, quien escucha siempre las oraciones: «Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor».
REPÚBLICA DOMINICANA:
Día de los Padres Dominicano
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